jueves, enero 18, 2007

CAMINO A LA BANCARROTA


Algunos de los errores más comunes al momento de invertir o de tomar una decisión económica cotidiana se dan en general porque el cerebro humano no está bien preparado para tomar decisiones de inversión.
Según algunos economistas, lo que los seres humanos tenemos es, básicamente, el cerebro de un mono, pero con un buen agente de marketing".

Veamos algunas:
El pecado de creerse Superman

"Un 80% de los inversores se ven exitosos, y un 82% dicen que se mantienen inmunes cuando hay volatilidad en los mercados"
"El exceso de confianza es una característica muy típica de los ejecutivos argentinos, que pasada cierta edad creen que, dada su experiencia, nadie está en posición de darles consejos"."Una consecuencia directa de este sesgo es que no hay aprendizaje, porque se tiende a pensar que cuando se acierta con una inversión es por mérito propio, y cuando se pierde es por mala suerte. Así, los inversores tropiezan más de una vez con la misma piedra.

Ese pánico por las pérdidas
Que las pérdidas duelen más que las ganancias es una obviedad. Pero lo que recientemente descubrieron los economistas es que estas dos sensaciones no son simétricas: perder una cantidad de dinero duele, en promedio, dos veces y media más que lo que se disfruta ganar ese mismo monto.Lo que se conoce como "aversión a perder" genera estrategias de inversión excesivamente conservadoras. Por ejemplo, muchas veces se mantienen en el portafolio de activos ciertas acciones o bonos "perdedores" (títulos reestructurados de la deuda argentina, por caso) durante más tiempo que el aconsejable, simplemente porque venderlos implica reconocer un error muy doloroso.

La obsesión por el empate
Para un inversor racional, los "costos hundidos" (aquellos que son irrecuperables) no deberían ser relevantes para tomar una decisión. "Sin embargo, esto no ocurre con las determinaciones económicas cotidianas". "Una persona puede decidir ir a un recital aunque llueva y esté enfermo, sólo para no perder la plata de la entrada".Con las inversiones, sucede algo parecido. "Hay una especie de obsesión a salir empatado" alguien compró un bono a 100 y ese título se cayó a 60, la persona suele esperar a que vuelva a valer 100 para venderlo, independientemente de cuáles sean las perspectivas reales del mercado para el bono en cuestión".

No todo el dinero vale igual
La microeconomía tradicional asume que la gente toma sus decisiones basándose en el impacto que tendrán sobre su riqueza total. "Sin embargo, los últimos experimentos muestran que las personas tienden a contabilizar sus activos en cuentas mentales independientes, y toman decisiones a partir del significado que le asignan a cada cuenta"Por lo general, los ahorros o lo que se recibe de una herencia "no se tocan", y los gastos corrientes se cubren con el sueldo. Aún a cuenta de pagar intereses astronómicos por el rojo de la tarjeta de crédito, cuando al mismo tiempo se cobra una tasa muy baja por un plazo fijo en el banco.El error de las "cuentas mentales" provoca que, por ejemplo, caminemos un par de cuadras si sabemos que una calculadora que nos quieren cobrar 10 pesos sale 5 pesos en otro lado, pero no hagamos el mismo esfuerzo si una campera de 205 pesos cuesta 200 en otro local.

Mareados con el exceso de opciones

Hasta no hace mucho tiempo, los economistas pensaban que, cuanto mayor era el número de opciones disponibles para un inversor o consumidor, mejor. Sin embargo, reciente estudios de los neuroeconomistas mostraron que un exceso de opciones tiende a desmotivar y hasta a alienar. Hay experimentos realizados en supermercados en donde los clientes a los que se les ofrecen seis tipos de mermeladas tenían más chances de comprarla que aquellos a los que se les daba a elegir entre 24 dulces distintos. ¿Por qué sucede esto? la gente compara la opción elegida con la sumatoria de todo el resto, en lugar de hacerlo contra solamente la que le sigue en orden de preferencia, que sería lo correcto. En este esquema, el consumidor o inversor nunca está conforme, y puede llegar a "sufrir" durante el proceso de selección.

El reloj mental atrasa
Los problemas de autocontrol o de decisiones intertemporales son frecuentes en la economía y en la vida cotidiana. En qué nivel de educación formal "plantarse", a qué edad casarse, cuántos hijos tener, cuánto ahorrar: son todas determinaciones que involucran fuertes componentes intertemporales.Está comprobado que los seres humanos son muy malos para calcular tasas de descuento. Por ejemplo, se tiende a elegir cobrar 1.000 pesos ahora antes que $ 1.100 el mes que viene, cuando la tasa de interés implícita que hay en postergar el cobro es más que atractiva.Otro caso: molesta mucho que a uno le digan que un trabajo que debía estar para hoy se demoró y estará para mañana. Pero perturba infinitamente menos saber que algo que debía estar para dentro de un mes se encontrará realizado en un mes y un día. Y la demora es exactamente la misma.

De Clarin.com.ar

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